lunes, 31 de octubre de 2016

Una conexión especial

Decoro, adorno, embellezco. Todo póster de una habitación de un adolescente tiene la clara función de hacer más bonita la pared, de ocupar un hueco insulso y desabrido, de pintar lo incoloro. Sin embargo, créanme que hay mucho más que eso. A veces, es bueno ir más allá y no quedarnos únicamente en la primera lectura de las cosas. Más tarde entenderán lo que quiero decir...

Habito esta pared desde hace aproximadamente unos 11 meses, en poco tiempo será mi aniversario aunque no tengo pensado hacer celebración alguna. El inquilino se llama Javier, tiene 9 años y es un fanático de Leo Messi, el delantero del Barcelona y para muchos el mejor jugador de fútbol de la historia. Ya os podéis imaginar el póster que soy, ¿verdad?

Junto a mí hay otro compañero de un grupo musical de esos modernos para adolescentes, no sabría decirles el nombre porque sinceramente no me interesa lo más mínimo. Lo grato cada día es ver a este joven ilusionado con su pelota hablando de su equipo y jugador favorito. Y esa es mi verdadera función, mantener la ilusión de este jovenzuelo. Más allá de decorar la sala, mi propósito real es alimentar la ilusión del crío. Tenemos una conexión especial.

Sus ojos brillan cada vez que habla del jugador. A veces oigo las discusiones que tiene con su hermano madridista y cómo le explica que Cristiano Ronaldo no es comparable al gran Leo Messi. Para él es un ejemplo a seguir porque sueña con llegar algún día a ser tan grande como él. ¿Y quién tiene derecho a arrebatarle ese pensamiento al chaval? Una de las cosas bonitas de crecer y madurar es cómo transformar esas quimeras infantiles en realidades tangibles, cómo uno mismo debe entender que la vida es algo más complicado a como se ve cuando no llegas ni siquiera a los diez años.

Los días pasan y los partidos y los goles de astro argentino alegran la existencia del pequeño de la casa. Para mí, sin saber cuándo llegará la hora de acabar polvoriento en algún armario de la casa, la vida me resulta algo grande e ilusionante. ¿Quién sabe si este chico llegará a ser algún día como su ídolo? A veces, yo también soy un niño.





miércoles, 24 de agosto de 2016

Descanse en paz Don Victoriano

Nos dejó a los 74 años. Don Victoriano Souto Lorenzo, un gallego de los auténticos, una de esas personas queridas y respetadas por todos. Hoy, 34 días después de su fallecimiento, pienso en todos esos momentos que compartimos juntos, muchos, muchísimos. Él nunca supo de mi existencia pero yo siempre le admiré desde mi modesta esquina de la habitación.

Simplemente soy una estatuilla de madera, postrada en una pequeña mesa haciendo compañía a una antigua lámpara de latón. Don Victoriano fue un hombre afable, considerado y de buena voluntad; quizás algo estricto en algunas ocasiones, pero siempre justo y con principios. Su esposa Fina lo amó y cuidó de él hasta el último día y para su hijo Víctor siempre fue una referencia a seguir. Aún recuerdo risueño cómo correteaba por esta sala el pequeñajo mientras Don Victoriano le seguía jugando al poli y al ladrón.

Formó una familia con el mejor de los propósitos e hizo de su hijo un joven respetuoso, simpático y buena persona. De tal palo, tal astilla. No tuvo una vida sencilla pero siempre supo poner una solución a un problema, siempre supo superar las vallas que el destino le puso y siempre supo poner una sonrisa y una dosis de tranquilidad allí donde la tristeza o la desesperación reinaba a su alrededor.

El pueblo de Mugardos añora ahora esos tranquilos paseos de un militar ya retirado, su mirada locuaz y su palabra sincera y leal. Recuerda cómo deambulaba por sus estrechas calles siempre saludando a todo el mundo con esa noble sonrisa que despertaba hasta al más meditabundo. Poniéndose el sol Don Victoriano llegaba a casa, tomaba el periódico del día y se sentaba en el sofá enfrente de mí. Leer el diario al final de la jornada era su vieja costumbre, a veces acompañado de una pequeña copita de vino. Esos pequeños placeres de la vida...

Siento cómo los demás objetos de esta habitación también le echan de menos. Estamos poco habladores y muy apesadumbrados desde que nos dejó y aún no sabemos muy bien cómo encauzar esta nueva ruta a seguir sin nuestro gran amigo. Los días irán llenando poco a poco este vacío, de momento es duro, pero su recuerdo es tan grande que hace que nos sintamos muy orgullosos de haber formado parte de su vida todos estos años, unos más tiempo que otros, pero todos orgullosos.

Descanse en paz, Don Victoriano, se lo merece maestro.


jueves, 4 de agosto de 2016

Por la ilusión de un niño

Probablemente no haya nada más bonito y sincero en el mundo que la sonrisa de un niño.

¿Hay algo más sano y reconfortante que vivir para hacer feliz a un niño? Es una reflexión a la que os invita un juguete sorpresa de un huevo Kinder. Ya sé que vosotros no habéis nacido totalmente para ello, pero yo sí, y me satisface cómo no podéis imaginar. Abrir uno de estos huevos de chocolate es una ilusión, una emoción diferente, un inesperado encuentro con la zona más infantil e inocente del cerebro.

Uwe Gruenewald es ese creativo alemán que lleva ya más de 20 años creando las sorpresas de los Huevos Kinder, dibujando sonrisas, cosechando éxitos superando nuevos retos cada día, ya que los gustos de los más pequeños también evolucionan, como todo. Un total de 8.000 juguetes diferentes han sido creados ya. Yo concretamente soy un barquito de tres piezas con una ruedecitas en la base. Al deslizarme por una superficie lisa las ruedas hacen que un mecanismo haga que las velas se muevan. Así de sencillo y complicado a la vez.

Y tened en cuenta que en EEUU los huevos Kinder están prohibidos al ser un alimento infantil que contiene un juguete en su interior. Sí, puede ser algo peligroso el asunto, pero este mismo país vende armas a sus ciudadanos casi con la misma facilidad con la que se vende un caramelo, es curioso.

Bueno, no me voy a desviar del asunto porque tengo buen día y no me apetece fastidiarlo así de fácil. Os contaré que hay auténticas subastas de sorpresas de huevo Kinder; la más cara hasta la fecha alcanzó los 10.000 euros, un pitufo con una flauta. Es eso que llaman la Kindermania, hay verdaderas legiones de fans de este producto.

Fijaos si somos importantes que suponemos el 40% de las ventas de Ferrero en más de 100 países. Y es que crear ilusión no es fácil y, saber hacerlo bien, algo que no tiene precio.

martes, 31 de mayo de 2016

Paseo de gala de un modesto pobre

A todos aquellos vanidosos que me miran por encima del hombro les diré elegantemente que desvíen su mirada hacia otro lado, pues no hay nada más despreciable que creerse superior al prójimo de manera tan gratuita y superflua.

Y sobre todo porque muchos de esos ostentosos caballeros tienen la cuenta bancaria tan bonita gracias al dinero de sus padres o de alguna bienvenida herencia que pensó más en ayudar al necio cercano que al mesurado y sencillo lejano.

Y es que cuando uno se acostumbra a tener dinero es complicado que alguien te abra los ojos y te haga recapacitar, más bien al contrario, lo fácil es engrandecerse y tener a bien gastarse los cuartos en relojes cada vez más caros. Se entra en una dinámica viciosa y en un círculo más vicioso si cabe. Aduladores salen de debajo de las piedras y aduladoras no les quiero ni contar...

Déjenme quejarme un poquito, ya que al fin y al cabo llevo una existencia bastante desdichada y no suelo ser de esos que lloran a diario, pero es que ser una camiseta rota y vivir en la calle apegado a un hombre sin recursos no es precisamente una fuente de ilusión y alegría constante. Lo que sí me reconforta es comprobar que a veces las mejores personas son aquellas que menos tienen para vivir, y no siempre es así, porque la calle es muy puta, pero hay ocasiones en las que se sorprenderían.

Camino por la calle a veces sin rumbo, mirando, observando, reflexionando sobre todo y nada al tiempo. Pero con la cabeza alta y las ganas de vivir intactas, aunque el tiempo y el ánimo no siempre acompañe. Normalmente por las mañanas damos un buen paseo por la zona marítima, la tarde, más tranquila, nos acompaña a los pies de un supermercado.

Muchos nos miran como pobres desgraciados, unos con pena, otros con asco, pocos se acercan a dejar una moneda y apenas nadie a preguntar o saber cómo estás. Y los días caen unos tras otros de la misma manera. Cae la noche, y tanto yo como mi fiel compañero pensamos que el día siguiente será el mismo, nada cambiará, todo igual; y decimos adiós al día para soñar con gatos, carreras, asesinos, envidias y tormentas.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Cálido, caliente, ardiente y sofocante

Cálido como el casi imperturbable sol de agosto, cálido como la llama incandescente que no quiere morir, cálido como el rojo más rojo de la paleta de colores, cálido como el sexo de dos amantes que prometen estar siempre en sintonía, cálido como la quemadura en la piel de un niño inocente; cálido soy, cálido me siento, cálido quiero morir.

Un radiador de calefacción cualquiera en una casa cualquiera con una vida cualquiera y con unos sentimientos diferentes a los de cualquiera es lo que soy. Caliente como esos 40º o esos 25º soñando llegar a los 30º. Tan frío como el verano en África, la rabia incontenida y las malas palabras de un racista.

Ardiente soy como una cocina de gas resistiéndose a las nuevas vitrocerámicas, ardiente como la plancha, un té recién servido, hoguera en su momento más potente. Soy ardiente como aceite hirviendo, ardiente como un humano quemándose a lo bonzo luchando por su derechos.

Sofocante como el que no sabe nadar y es arrojado al mar, sofocante como el desierto y caluroso como Egipto. Sofocante como ser torturado sin salida, como llegar a la meta y tener que volver al principio. Cálido, caliente, ardiente, sofocante soy. Vivo en la odisea de una llama viva y en la muerte de aquella que nos dejó sin saber muy bien si volverá. Sueño con un calor constante y otro que viene detrás pensando en aquel que va por delante.

He vivido con furia, rabia y desazón, pero debo morir en algún momento con la tranquilidad de haber sido algo generoso, ya que mi función es ceder calor a los humanos. Quizás alguno sepa valorarlo.

Cálido, caliente, ardiente y sofocante dénjenme hablar, decidiremos otro día cómo dejar de hacerlo.
Cálído, caliente, ardiente y sofocante dénjenme pensar, decidiremos otro día como dejar de hacerlo.
Cálído, caliente, ardiente y sofocante dénjenme sentir, decidiremos otro día como dejar de hacerlo.
Cálído, caliente, ardiente y sofocante dénjenme vivir, decidiremos otro día como dejar de hacerlo.

martes, 2 de febrero de 2016

Maldita moda esta del "Running"

Y dale con las modas. Estos humanos se rigen así, por modas. Parece que ahora es el turno del Running. Lo que siempre hemos mal llamado en España Footing. A ver si se enteran ustedes que no vale siempre poner ing al final e inventarnos así un término anglosajón. ¡Porque los ingleses nunca dicen ni han dicho Footing para referirse a esto sino Jogging!

Pero bueno, ahora lo que mola es el Running. Una moda más que pasará de largo en unos años. Los sociólogos han escrito mucho sobre esto ya. Que si ahora todo el mundo con al palito del selfie como borregos, que si ayer todo el mundo con el Reggaeton en el coche y demás. Por cierto, me asombra la estupidez que podemos albergar al poner el nombre de selfie a algo que hemos hecho toda la vida incluso con las antiguas cámaras desechables.

Dirán ustedes que vaya humor se gasta unas simples zapatillas de correr, que es lo que soy, pero es que estoy harto de las estupideces consumistas de los humanos. Parece que tienen demasiado tiempo libre o poca autonomía.

Yo salgo a correr cada domingo a las 11 de la mañana, bueno mejor dicho, me sacan a correr. La mujercita esta se viste, me calza en sus pies y salimos a correr al parque cercano a su casa. Si pudiera vomitar cuando veo a todos esos llamados runners lo haría. Bueno, a todos no, debo decir, porque lo sé, que hay muchos que corren desde hace años y esto es casi una religión para ellos.

Pero odio a aquel o aquella, como esta chavala, que cree que por salir un día a la semana a correr ya es la hostia en esta materia, como si así fuera a bajar los 10 kg que tiene de más. Odio a aquel que solo corre la primera semana del año y la primera de septiembre; malditas promesas... Odio por supuesto, y a estos a los que más, a todos esos que no saben correr. Por dios, levanten los pies, articulen las piernas, porque lo que veo en el 75% de los corredores es una práctica nefasta y rancia; van arrastrando los pies, menudos ineptos.

El parque, sobre todo los fines de semana, está infectado de estos especímenes, parecen zombies pero no lo son. Si es que a veces no se puede ni pasear con tanto runner. Lo mejor son esos que salen impolutos de casa con toda la equipación y a los 10 minutos están caminando, ¿a quién cojones quieren engañar?

Y no hablemos de la cantidad de aplicaciones para móvil dedicadas al Running. Que si esta que te hace la ruta según el tipo de corredor que eres o aquella multifunción que nadie llegar nunca a utilizar ni el 5% de sus posibilidades. A ver, que correr es correr, ¿o hay que llamar a la NASA para que nos explique cómo hacerlo?

Miren, les voy a dejar en paz porque como siga no paro y tengo un humor de perros hoy. Toda la semana metida en este armario para que llegue el domingo y salir a hacer el ridículo. Lo dicho, ¡me callo porque me enciendo!


miércoles, 27 de enero de 2016

Cómo limpiar un teclado de ordenador

Para todo el que piense que soy aseado le diré que está equivocado. ¿Ustedes creen que los teclados de ordenador somos limpios? Hábiles e inteligentes, si quieren, pero cuidadosos con la higiene no demasiado. Y ojo, que no es porque no queramos.

Y si no me creen, tan solo tienen que sentarse en su puesto de trabajo de oficina (el que en este entorno desarrolle su vida laboral) y poner el teclado en situación vertical dando algunos golpes contra la mesa. No teman ni sientan vergüenza, sus compañeros solo les mirarán durante unos segundos. Y por favor, no lo hagan muy fuerte, que a nosotros nos duele lo nuestro.

Verán entonces la cantidad de mierda que caerá sobre la mesa, algo inimaginable. Trozos de uña, migas de pan, pelos... etc. Vamos, la crème de la crème. Sepan ustedes que un comedor de uñas, o lo que viene siendo un onicófago, traga unos 4 gramos de uñas al mes; al cabo de 2 años se habría comido una magdalena de uñas.

Hay otras maneras más ordenadas de limpiar el teclado de un ordenador, pero no tan peculiares y simplonas como esta.

Sin nuestra existencia, no tendrían la posibilidad de hacer nada con el ordenador, aunque realmente hoy día con las tablets ya pueden escribir a su antojo, aunque eso sí, es bastante más incómodo. Nuestros compañeros de los teléfonos móviles, integrados en el propio terminal, han ido pasando poco a poco a la historia, casi hoy día son ya una leyenda. ¿Se acuerdan de las Blackberry? Pues ya casi ni de esas quedan.

Somos un gran invento, yo concretamente soy un teclado QWERTY, por aquello de la distribución de las letras. Miren que yo mismo considero que somos un galimatías del alfabeto. Tan llenos de letras, números, signos, que ni yo sé a veces para qué necesito tanta tecla. De alguna manera, soy la madre de todas y cada una de ellas. Debo quererlas y respetarlas por igual, y mimar sobre todo aquellas que más machacadas están, como las vocales.

Bueno, gracias por escucharme. Seguro que otro día tenemos la oportunidad de charlar de nuevo. Ha sido un auténtico placer. Y recuerden, si hacen el ejercicio de limpieza que les indiqué al principio, se lo agradeceremos, pero no nos golpeen en demasía por favor.

domingo, 24 de enero de 2016

¡Rodando voy!

Tras un fin de año seco y poco frío, parece que el invierno saca la mano y nos saluda poco a poco. Tenían que haber visto al tío que lleva este coche hace una semana buscando unas cadenas para el coche, loco entre tanta variedad de materiales y precios. Nunca le hicieron falta pero, tras un pequeño problema el año pasado, ha decidido ser precavido y adquirir unas cadenas en esta temporada.

Y aquí estamos, en mitad de una buena nevada a mitad de un viaje de unos 450 kilómetros. Confío más en el coche que en este jovenzuelo bisoño y novato. Por lo menos es cauto y vamos a una velocidad considerable, pero les aseguro que no lo estoy pasando muy bien. Espero que pronto acabe este frío y largo viaje porque de dar tantas vueltas me duele mucho la cabeza (no me pregunten cual).

Es asombroso lo terriblemente cautelosos que pueden llegar a ser los humanos. Este imberbe hizo una lista con los consejos para montar las cadenas en las ruedas del coche: ponernos cuando el asfalto está nevado, medir los neumáticos para comprar las cadenas más apropiadas o comparar las metálicas, de red, de tela o semiautomáticas.

Finalmente se decantó por las metálicas, las de toda la vida. Y es que no somos las mejores, no les voy a mentir, pero sí las más baratas. Solo aptas para verdaderos tipos duros. Y joder, el chaval no es que sea Jason Statham pero este Opel Corsa del 2000 está hecho un toro, más duro que el acero.

La verdad es que hice buenas migas con las ruedas, unas Michelin algo desgastadas ya, aunque aquí el control lo pongo yo, y debo decir que soy bastante meticuloso con mi trabajo, más ya saben que este es mi primer "empleo".

Una vez pase el invierno entiendo que estaré guardado en el sótano de la casa o en alguna esquina del garaje. Pero bueno, tampoco me voy a quejar. Les dejo, siento cortar así de repente, pero debo estar concentrado en la carretera.


domingo, 17 de enero de 2016

La potencia de un golpe y su espíritu ganador

El combate acaba de finalizar y el chico está exhausto, agotado, aunque debo decir que para ser su primera pelea le he visto muy bien en lo que a resistencia se refiere. No os desvelaré el resultado de la confrontación por ahora.

Han sido seis meses y medio de duro entrenamiento. El Sanda implica una entrega absoluta y conlleva el trabajo de varias capacidades: fuerza, potencia, agilidad y resistencia, entre otras. Para poneros en situación debo deciros que esta disciplina es una especie de kickboxing que añade proyecciones. Espero que los más duchos en la materia me permitan lanzar tal definición, vaga y poco precisa, pero debo acercar el concepto a todo esos que no tienen absolutamente ninguna noción.

El origen del Sanda se remonta a la China de la Dinastía Tang (618-907), recordada como una época con grandes batallas y conquistas. Fue entonces necesario un método de selección de los mejores guerreros, quienes peleaban sobre una plataforma elevada a tres metros de altura denominada Lei Tai. Ha corrido mucha tinta en lo que a esta modalidad se refiere, pero creo que no conviene aquí detenernos en ello.

Por cierto, no os he dicho, pero soy los guantes de boxeo con los que ha peleado este chaval. Si él está dolorido, imaginaos cómo me siento yo...

El combate comenzó bien, "enchufamos"un par de directos a la cara del oponente seguidos de una patada circular que le hizo tambalearse como un flan. Una subida de adrenalina fue lo que sentimos en ese momento, tanto mi dueño como yo. Parecía que todo iba a ser fácil pero, amigos, en esto del combate deportivo nunca hay que dar nada por hecho, ya que en cualquier momento un golpe puede hacer que des un besito al suelo y no consigas levantarte.

Como os digo, nuestro oponente se repuso rápidamente y consiguió ponernos en aprietos varias veces, pero con la habilidad del chaval y mi saña para golpear fuimos haciéndole retroceder hasta que le sacabamos del Lei Tai. Todo iba bien, más todo podría mejor. Los agarres nos desestabilizaron varias veces haciendo que nuestro enemigo anotara unos puntos de los que luego nos acordaríamos. Finalizó así el primer round, no había ido mal del todo.

El segundo fue horroroso. Encajamos una lluvia de golpes. Fueron dos ganchos los que recibió mi dueño nada más comenzar. La impotencia llenaba mi ser y supongo que el suyo. La buena línea de trabajo mantenida anteriormente se desvaneció. Podía sentir el sudor inundando todo mi ser. Por la frente de mi amigo corría otro tanto provocando además un salado picazón en sus ojos. Las cosas no iban bien.

Con un round para cada contrincante dio comienzo el tercer y definitivo round. El chico y yo compartíamos el cansancio pero había que golpear, esquivar, atrapar, patear; había que continuar adelante... Habían sido seis meses y medio de entrega y sufrimiento y había que regalar un triunfo a nuestro orgullo.

La verdad es que ambos recordaremos el momento final como uno de los más apasionantes de nuestra vida. ¿Recordáis la adrenalina que os comentaba al principio? Pues corrió por nuestro ser aquí, rauda, veloz, como un torrente que fluye violento y agitado sin mirar atrás.

Os contaré lo que ocurrió. Nuestro oponente esquivó un cross que lanzamos con toda nuestra rabia inclinándose hacía atrás, respondiendo acto seguido con un fuerte crochet. Hábilmente, mi dueño se agachó burlando el puño del enemigo, barrió la pierna delantera y propinó un arrollador y brutal crochet en la mandíbula del oponente; éste cayó al suelo y no se levantó ni a la de una, ni a la de dos, ni a la de tres, ni a la de cuatro, ni a la de cinco, ni a la de seis, ni a la de siete, ni a la de ocho, ni a la de nueve. Ni a la de 10. Combate finalizado por KO.

Supongo que podría haber pasado cualquier cosa pero los astros se alinearon para que el combate corriera a nuestro favor finalmente. Es la recompensa de varios meses de sincero trabajo. Pero la cosa no acaba aquí, en media hora tenemos otra pelea, deseadnos suerte.


sábado, 9 de enero de 2016

Que no se quejen, que no se quejen...

A mí que no me cuenten películas otros objetos de su aburrimiento, desolación, miedo o soledad. Venga, por favor, ¿cuántos de ellos mueren ardiendo como yo? Escucharles es indignante. cuanto menos. Como diría mi madre, que en paz descanse, se quejan de vicio. Nadie tiene una vida más miserable y muerte más abominable que yo, así que cierren la bocaza.

Tampoco voy a darle muchas vueltas y ya os digo que soy una cerilla. Sí, una puta cerilla. Podría haber sido mil cosas pero me tocó ser una cerilla. No solo mi existencia es repugnante y destestable, sino que mi función principal es encender cigarillos a los humanos, es que no tengo ni una función respetable y sana, siquiera.

Vale, enciendo cocinas de gas también, pero incluso hoy día se usan encendedores. Bendito desarrollo de la civilización humana que nos relega a algunos al atraso más vil y rastrero. Y no hablemos del mechero, estúpido y petulante invento.

Así que aquí me encuentro, metido en una caja con siete hermanas. Todas vamos saliendo poco a poco, destino único y fatal. Paso los días pensando en la vida que tengo. Diréis que menudo tono tengo, pero es que además de tener mal día, ¿se os ocurre alguno mejor? Aquí tendríais que estar vosotros...

También me llaman fósforo. Voy a contaros una pequeña historia. En el siglo XVII el alquimista alemán Henning Brandt, buscaba el sueño de la alquimia, la piedra filosofal, la posibilidad de transmutar metales menores en preciado oro.

En esta empresa recogió una gran cantidad de orina (50 cubos) y la dejó reposar durante un par de semanas para posteriormente calentarla, evaporando todo el agua, quedándose con el residuo sólido seco. Después mezcló el polvo de este sólido con arena, calentó en un horno el compuesto combinado y recogió el vapor generado en un recipiente. Cuando el vapor se enfrió Brandt halló un material sólido que ardía con una llama muy llamativa y brillaba en la oscuridad. Así se creó el fósforo. Y sepan, por cierto, que el semen por sí solo contiene fósforo, no voy a hacer bromas porque no estoy de humor.

Al menos, mi origen tiene cierta gracia, porque almacenar 50 cubos de orina para ponerse luego a mezclarla con arena tiene cojones.

No sé ni por qué les cuento estas cosas, pero realmente al menos me distrae porque la conversación en esta cajita es bastante superficial y banal, supongo que nadie tiene muchas ganas de hablar. Yo no demasiadas pero el que no se entretiene es porque no quiere.

Para terminar, me quedo con una frase del humorista español José Luis Coll: "Tremendo contraste entre el crepitar del fuego en su comienzo y la paz de la ceniza". Qué rara paradoja...

Amigos, ha sido un placer, la próxima vez que uséis una cerilla agradeced vuestra existencia, hacedme solo ese favor.

jueves, 7 de enero de 2016

El objeto que más viaja (por suerte)

Tengo una vida amena y placentera, cuanto menos entretenida. Solo me quejo de los días de sol, podrían no existir.

Soy quizás el compañero más fiel de mi amo, un esbelto y bien resuelto muchacho de 25 años. El chico amante del campo, novio de lejanos viajes exóticos y esposo de tranquilos paseos por la ciudad. Es por esto por lo que digo que no me puedo quejar, al contrario, doy gracias por vivir junto a este chaval.

Todo lo que él ve es gracias a mí, me siento muy útil y práctico. Soy unas gafas de toda la vida, algo que los más ancianos denominan anteojos. Es curioso lo nervioso que se pone cuando, despreocupado y despistado, me deposita en cualquier sitio de la casa y luego clama al cielo para encontrarme. No es que me apasione sentirme tan necesario (si bien a veces me siento necesitado), pero debo decir que me resulta peculiar.

Dicen que nuestro origen se remonta a unos monjes italianos del siglo XIII, aunque realmente eramos lupas (fabricadas a partir del berilio) más que otra cosa. Luego las fábricas de vidrio de Murano, en Venecia, comenzaron a crear un modelo mejorado, y ya 200 años después se comenzaron a producir las gafas con montura parecidas a las que conocemos hoy día.

De todos modos, debo decir que el registro escrito más antiguo del aumento de vista tiene su origen en el siglo I d. C., cuando Séneca, tutor del emperador Nerón de Roma, escribió: "Letras, sin embargo pequeñas y borrosas, son vistas más amplia y claramente a través de un globo o vaso lleno de agua". El propio Nerón aseguró haber visto los juegos de gladiadores usando una esmeralda como lente correctora.

Y es que esto de las invenciones es complicado de definir, todo lo que parece ser el comienzo y el origen siempre tiene un antes, por mucho que nos empeñemos en poner un nombre al inventor.

Dejemos la historia para otro día. Cuando les decía que estoy agradecido de pasar el día a día con este chico es porque he visto mucho mundo: desde los coloridos campos de tulipanes de las villas cercanas al sudeste de Ámsterdam hasta el Bosque de Bambú de Kyoto, pasando por las pirámides de Egipto o la Alhambra de Granada.

Sin embargo, y a pesar de la majestuosidad de dichos lugares, disfruto mucho en el pueblo de este joven, con sus simples y verdes campos; y también con los paseos por el centro de la ciudad. Todo tiene su encanto, a veces no hace falta irse muy lejos para "vivir" y ver mundo.

He estado reflexionando mucho acerca del futuro. Nuestra relación es muy cercana, él no lo sabe, pero yo le tengo aprecio. Solo espero, confío y deseo que no me cambie por otro modelo nuevo.

Siento que somos un mismo ser de alguna manera. Tengan en cuenta que todo lo que él ve lo veo yo, por lo tanto, las experiencias que guardamos son las mismas, aunque las sintamos de diferente manera, claro.

No quiero que nos separemos, quiero seguir viajando, viviendo, sintiendo junto a él. Me da vergüenza decírselo y al decir verdad tampoco me es posible. Que sea un secreto entre ustedes y yo y que el tiempo decida como buen sabio que es, ¿de acuerdo?


lunes, 4 de enero de 2016

Ese regalo a los pies de un árbol de Navidad

Debo decir que en esta situación uno se siente protagonista y corre el riesgo de rozar la petulancia y arrogancia más estúpida; pero es que no puede ser de otra manera. Más tarde les explicaré por qué digo esto.

Estos tres tíos venidos de Oriente acaban de dejarnos aquí, a los pies del árbol de Navidad que comanda este salón familiar. Apenas han transcurrido 30 minutos y mis compañeros y yo estamos ya bastante nerviosos. Quedan 3 horas para el amanecer.

Uno de ellos, el de la barba marrón, se encontraba bastante quejoso y amargado; no dejaba de decir que estaba ya cansado de este trabajo y que ya no tenía ninguna ilusión. Los otros dos intentaban convencerle diciendo que tenían más vacaciones que nadie y que, a pesar de estar sujetos a un convenio laboral mediocre, el trabajo era especial y reconfortante. Blaised Pascal dijo una vez que "el hombre tiene ilusiones como el pájaro alas, eso es lo que le sostiene". Supongo que así deben pensar y sentir estos dos varones.

No quiero hablar mucho de estas personas, bastante les he tenido que aguantar todo este largo viaje; no dejaban de discutir, así que les deseo mucha suerte pero no volvería a viajar con ellos en la vida.

Lo dicho, aquí me siento una estrella. Como les decía, no todos los días se es el centro de atención. Los demás objetos de la sala nos miran con desconfianza y envidia, yo solo espero que seamos bienvenidos y tengamos una buena acogida. Y si no, al decir verdad tampoco me preocupa mucho, no son ellos quienes deben decidir nuestra existencia en esta casa, sino los humanos.

Al menos el árbol que nos arropa, una esbelta y altiva conífera, ha sido cordial y parece encontrarse en sintonía y armonía con nosotros, los recién llegados. Supongo que alguien debe poner un poco de orden aquí. Aunque me temo que poca relación tendremos con este árbol pasado este día...

Estoy impaciente, soy un juguete para un niño pequeño y espero gustar. ¿Saben ustedes que esto no es fácil? ¿Cómo saber si vas a ser del agrado del que lo recibe? A veces los juguetes más impresionantes quedan relegados a una esquina del salón, mientras que aquel que parece más insignificante, rudimentario, rústico y arcaico es quien se lleva todo el éxito. Esto es algo que no se puede controlar. La magia de los niños es imprevisible.

Bueno, intentaré dormir un poco antes de la gran cita. Deseénme suerte. Debo dejarles ya, gracias por su tiempo y hasta otra. Y por cierto, recuerden poner al menos cara de sorpresa y agrado cuando les entreguen un regalo, a nosotros pueden engañarnos.