miércoles, 23 de agosto de 2023

Soy lo que mueve el mundo

Vivimos en un planeta donde reina la ambición, el egoísmo y el poder

Según la RAE:

Ambición: "Deseo ardiente de conseguir algo, especialmente poder, riquezas, dignidades o fama."

Egoísmo: "Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás."

Poder: "Tener más fuerza que alguien, vencerlo luchando cuerpo a cuerpo."

Yo soy lo que mueve el mundo, el maldito dinero (luego les concretaré un poco mi existencia). Y tengo la poca vergüenza de tildarme con tal adjetivo sin rubor, no me importa. Cuando la realidad es la que es, soportada con tantos hechos a lo largo de tantos miles de años, poco debo sonrojarme al respecto.

Sí, el mundo se mueve por ambición, egoísmo y poder. Tres términos que se revuelcan juntos en una masa de barro sucia, cruel y despreocupada.

La religión siempre ha tenido como excusa ciertos principios morales basados en sus propias doctrinas para hacer la guerra. ¿La realidad? El dinero. Siempre fue relativamente fácil engañar a los fieles haciéndoles creer que es Dios quien ordena y que, nosotros los mortales, debemos seguir su mandato. Sí, claro, para que unos pocos se llenen los bolsillos.

La política, tres cuartos de lo mismo. Dame poder, y a más poder, dame más dinero. Nada más importa. No se crean nada de esta gente. Yo no les doy credibilidad. Siempre ha sido así a lo largo de toda la historia. De hecho, las actuales grescas entre políticos son el fruto por ejemplo del Senado de la República romana. Nada ha cambiado, la oratoria, la persuasión y la negociación reinan en esté área.

Innumerables guerras entre imperios o países a lo largo de toda la humanidad. Nunca se tiene suficiente, siempre se quiere más. ¿Cómo es posible que un gran imperio con una gran extensión de tierra, tierras y popularidad quiera seguir expandiéndose más y más? Romanos, mongoles, persas, británicos, españoles y nazis, por ejemplo, nos han demostrado que el afán humano por crecer espacialmente y acumular poder no tiene límites.

Supongo que esto de la expansion territorial es algo innato en el ser humano desde el origen de la humanidad. Me gustaría ligarlo al descubrimiento, a la curiosidad, al conocimiento; pero mucho me temo que siempre va relacionado a buscar nuevas maneras de hacerse rico (en forma de recursos minerales, por ejemplo). Ahora la conquista es Marte, porque supongo que nuestro planeta ya se nos ha quedado pequeñito.

Eso sí, por aquí seguimos tratando de amasar dinero de manera ilegal en muchas ocasiones. ¿Sabéis cuales son las tres actividades del crimen organizado que recaudan más dinero en el mundo en este momento? 

En primer lugar, el tráfico de drogas. Fundamentalmente se produce en los países pobres y se exporta a EE.UU y Europa, es decir, a los ricos. Curioso. Desde la explosión del narcotráfico en Occidente con los cambios culturales de los años 60, ninguna estrategia política ha dado resultados reales para combatirlo. O quizás no ha interesado en muchas ocasiones, pero bueno, ese es otro melón que podemos abrir en otro momento.

En segundo lugar, la falsificación de productos. La Organización Mundial de Aduanas calcula que estos productos conforman entre el 5% y el 7% del comercio global. Productos textiles, perfumes, juguetes, medicamentos...

En tercer lugar, la trata de personas. La esclavitud del siglo XXI. Definida por la RAE como la "captación, transporte, traslado, acogida o recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. La explotación puede consistir, como mínimo, en la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos."

Todo lo anterior visto a gran escala. Pero podríamos hablar largo rato de lo despreciables que sóis a pequeña escala cada uno de vosotros a causa del parné. Y de cómo el consumismo os tiene totalmente obnibulados, o mejor dicho, gilipollas perdidos.

Éste que les habla, un billete de 5€, tiene envidia, mucha envidia. Me gustaría ser uno de esos petulantes billetes de 100€ pero debo conformarme con cómo vine al mundo. Y es que rodeando al dinero hay mucha envidia, pero también mucho egoísmo, codicia, avaricia y ambición. Yo mismamente soy un ejemplo claro. Apesto.