viernes, 16 de diciembre de 2011

Cómo escarmentar a un humano

Hace cosa de un mes me intentaron abrir. Rompieron la cerradura pero no pudieron entrar. Teníais que haber visto la cara de mi dueño cuando me encontró. Eso sí, no creáis que se ha dado prisa en arreglarlo. ¿Para qué si no es él el que está roto? Lo que ha ocurrido hoy le está bien empleado.

Como cada viernes a eso de las diez de la mañana, el chico me ha dejado aparcado en zona azul y se ha ido a entrenar. Hoy he decidido ser un poco malo, y es que cuando "las cosas sin vida" nos ponemos a malas, no hay quien nos pueda.

Cuando ha vuelto, hora y media después, se ha acercado a mí y se ha quedado de piedra al ver que no podía abrirme. Venga a darle al mando una y otra vez, y nada. No he querido abrirme. Si hubiera arreglado la cerradura en su debido momento, podría haberme abierto de manera manual con la llave. Pero no, el señorito ha debido de estar muy ocupado todas estas semanas, porque nadie me ha arreglado la cerradura.

Así que hoy no he querido abrirme así por las buenas. La verdad es que lo de esta mañana ha sido una aventura para el chaval, con el frío que hacía además... Le he visto hacer de todo: conversar varias veces con la mujer que revisa los tickets de la zona azul de aparcamiento, correr dos veces a la cabina de teléfonos, hablar con dos policías, entrar a una cafetería para llamar de nuevo... Para colmo, el pobre se había quedado sin batería en el móvil.

El caso es que ha estado en la calle, cerca de mí, alrededor de tres horas. Si se hubiera ido del sitio, la señorita revisora de tickets le hubiese calzado una bonita multa. Y éstas desaparecen como por arte de magia. Vete a reclamar luego...

Por lo que pude enterarme luego, gran parte de la espera fue debida a la grúa. Que no llegaba y no llegaba... Y digo gran parte porque esta mujer que pone esos papelitos en los coches le había dicho a mi dueño que esperara un rato, ya que al estar cerca de los juzgados, las "barridas" que hacían de vez en cuando podían afectar a los manditos que abren los coches.

Finalmente el hombre de la grúa ha llegado y ha intentado de todo para abrirme. Tras muchas chapuzas, lo ha hecho, pero que conste que no he puesto resistencia, solo quería jugar un poco. Eso sí, primero le he hecho sudar la gota gorda. Por poco tiene que llevarme al concesionario. Y el chico quería hacer un viaje mañana por la mañana... Y es sábado.

Ha sido cojonudo cuando me ha abierto. Mi dueño le ha mirado, le ha puesto una mano en el hombro y le ha dicho: "Te quiero macho". Si hubieseis visto al "gruero", era como Sloth de Los Goonies. Menudo idilio. Me los he imaginado a los dos de la mano caminando hacia el horizonte con el atardecer de invitado.

Creo que con lo que hecho hoy ha sido suficiente. A ver lo que tarda ahora mi dueño en arreglar la cerradura, ¿habrá escarmentado este tío? Quizás os lo cuente en otra ocasión.

jueves, 8 de diciembre de 2011

El trabajo más repulsivo del mundo

Ayer quemaron a mi hermano de la calle de al lado. Lo sé de oídas, no es que tenga mucha capacidad de movimiento. Fueron tres chicos que vendieron su alma al diablo.

La verdad es que no tengo un trabajo complicado. Simplemente tengo que "estar", lo demás es pan comido. Lo malo de ser un contenedor de basura, entre otras cosas, es la cantidad de deshechos que recibo. Esto es nauseabundo y repugnante. Eso si, no soy objeto de envidia de nadie. Lo bueno es... eh... Quizás se me ocurra en otro momento.

La envidia la tengo yo. Justo a mi derecha vive un contenedor de papel. Ni le hablo. Bueno, no puedo, pero si pudiera no lo haría. Siempre limpio, altanero, petulante. Y yo en este lado chupando todo tipo de desperdicios orgánicos. Huelo fatal y no puedo asearme de ninguna manera.

El único aliciente que tengo en esta vida es cuando vienen esos hombres del camión y me vacían. Lo malo es que rápidamente estoy lleno de mierda otra vez.

Paso los días observando el barrio. Las señoras mayores que van a la compra y que pueblan de manera frecuente el centro de salud, los adolescentes y su cara de estoy "harto del colegio", las parejitas enamoradas (mejor de su cara no hablo) y demás fauna de estos bloques. No es mala zona, pero ya me aburro de ver casi las mismas caras cada día desde hace siete años.

Son las dos de la mañana y veo a tres chicos acercarse. Están borrachos. Quizás sean los de ayer. No se si alegrarme o tener pavor. Parece que mi vida finaliza aquí. Es ahora cuando la aprecio, por muy mísera que fuera. Me siento indefenso y desprotegido, no sé qué puedo hacer en este momento.

Esperen, ya están aquí y parece que se van a cargar al de al lado, el del papel. Lo siento por él pero no sabe cuánto me alegro. Ale, con Dios.

martes, 8 de noviembre de 2011

Juntos hasta que su muerte nos separe

La verdad es que me siento tan sola como él, aunque aparentemente no es que le vea aburrido e inapetente. Todo lo contrario, se mueve cada día dentro de mí en un tono feliz y radiante. Diría que se muestra constantemente simpático incluso para sí mismo. Coexistimos juntos en un rincón de la casa, por suerte, bastante soleado.

Diríase la fábula del canario y la jaula. Quizás sin moraleja. Si Samaniego o Esopo levantaran la cabeza...

Ser el envoltorio de metal de un ser tan activo me hace sentir bastante malvado. A veces pienso que se lo pasa en grande, aún viviendo en tal minúsculo lugar. Canta, revolotea, come alegremente... Sin embargo, en otras ocasiones, quizás en las que yo tengo un mal día, siento que el bicho necesita aire, libertad... Un privilegio prohibido para el condenado, supongo.

De todas maneras, he de decir que el taciturno soy yo, el tío no se queja ni media. Aunque lo cierto es que si pudiera entender esos cánticos de canario, quizás oiría algo así como "venga tío, abre la puertecita que salgo" o "te odio, ojalá fueras más grande". Quizás es mejor que no le entienda.

Llevamos juntos ya tres años. 1095 días de ambigua amistad. He elegido este día para rendir un sencillo homenaje a mi fiel compañero. Cuando él pasa frío, yo lo tengo también; cuando los humanos de la casa gritan por la noche, nos molestan a los dos; cuando el vecino de arriba toca el piano, ambos disfrutamos (aunque creo que a él le va más el heavy metal que a veces pone el adolescente de la casa)...

Es por esto por lo que nunca le dejaría escapar. Se me iría el alma. Quizás es egoísta pero el tío hace que me sienta acompañado. El día que él no esté lo más probable es que yo acabe cogiendo polvo en el trastero. Y no es esto lo que me incomoda, sino pensar que no tendré su compañía. Carpe Diem, que dijo Horacio.

martes, 1 de noviembre de 2011

Conociendo mucha gente sin moverme del sitio

He oído que aquí los objetos tienen palabra y he querido hacerme un hueco. Quizás un ascensor no es un objeto en sentido estricto pero me han permitido unas líneas y a ello voy. Se ha ido la luz y tengo unos minutos para escribir.

Aburrirme no me aburro. Mecánicamente la verdad es que tampoco hago nada del otro mundo. Arriba y abajo, arriba y abajo... Así todo el día. Sin embargo, estoy orgulloso de mi labor. Desde que el primer ascensor para pasajeros del mundo vino al mundo en 1857, el ser humano debe de estar agradecido de que siempre estemos ahí.

Soy un modesto "ascensor de barrio", aunque nada envidio a esos gigantes de los grandes almacenes. Las historias que yo vivo no las viven esos ricos. Ayer a eso de las 15 horas entró la señora coja del 4ºB y el chico fiestero del 4ªA. Es curioso lo incómodos que estaban. Uno sabiendo la que había liado el día anterior y la otra sabiendo que fue ella quien llamó a la policía. Pero ni una mísera palabra. Mira que es cínico el ser humano, y disculpen, no quiero ofenderles.

La incomodidad que aflora entre dos personas, o más (cuantas más, mejor me lo paso), encerradas en un metro cuadrado es inmensa, descomunal, digamos infinita, y no me paso. Qué gracioso es ese traqueteo de llaves, esa mirada al móvil (el fondo pantalla, para unos segundos cumple su función), ese "miro al techo" o "me miro los zapatos", etc.

El más osado suelta ese típico "menudos días de lluvia llevamos". Odio que hablen del tiempo en mi presencia, lo malo es que no puedo evitarlo, y es algo bastante habitual.

Bueno amigos, un placer. Ha vuelto la luz al edificio y tengo que volver al trabajo. Quizás regrese en otra ocasión a contarles cosas, si ustedes me lo permiten. Un saludo y, por favor, no hablen del tiempo en el ascensor. Nosotros se lo agradecemos.

sábado, 29 de octubre de 2011

Esa taza de café en una cumbre del G8

Aquí estoy, sobre la mesa de una cumbre del G8. Como taza de café en un evento de estas características, tengo que decir que esto es bastante divertido, salvando algunos momentos soporíferos en los que me gustaría beber el contenido de mi misma para no caer en un sueño profundo. Esa historia de las apariencias y de caer bien se materializa a la perfección en esta gente. Qué ridículos son.

Esto ha comenzado con una charla del mandatario anfitrión, Nicolas Sarkozy, en torno a un mayor diálogo y acercamiento de los países occidentales. La paja de siempre. Luego otro de estos nefastos monigotes ha comenzado a departir acerca de la globalización liberal y el futuro de la economía. Más tarde, sobre el sida, el hambre y la malaria; y finalmente sobre el cambio climático. Eso sí, todos han llegado en un lujoso coche privado, para "no" contaminar.

En esta ocasión me ha tocado ser acompañante de Angela Merkel, qué respeto me da esta mujer. No es que me caiga mal la muchacha pero la veo muy seria. Toda imperturbable y sobria ahí. Apenas me hace caso la alemana, supongo que ya ha desayunado.

Para la próxima ocasión podrían invitar a China, aún no sé cómo no está aquí. Bueno, supongo que por algo crearon hace unos años eso del G8+5, una especie de pantomima similar a ésta pero además con las principales potencias económicas emergentes. Así dieron lugar a lo que ellos mismos denominaron "un nuevo paradigma en la cooperación internacional”.

Estaba yo metida aquí en mis pensamientos y divagaciones cuando parece que esto se ha terminado. Los mandatarios comienzan a levantarse de su asiento mientras se sonríen unos a otros de manera afable, y estúpida, por cierto. Tal actitud me hace gracia y me enoja al mismo tiempo.

Por fin esto ha finalizado. La verdad es que ya comenzaba a dar "cabezadas". Lo curioso es que tras dos horas de reunión no se ha sacado nada en claro. Como si me sorprendiese... Los señoritos se van ahora a comer, seguro que no hablarán entonces otra vez sobre el hambre en el mundo. Para qué, la pantomima ya ha acabado.

viernes, 28 de octubre de 2011

¿No podría haber sido cualquier otra cosa?

La verdad es que estoy ya bastante cansado. Ser el peor enemigo de un niño no es sencillo y menos en los tiempos que corren. Vivo 23 horas del día metido en una mochila. La única hora "interesante" de la jornada la paso en un aula viendo la cara de aburrimiento del crío que tengo en frente, y no todos los días de la semana, solo tres. Al menos, podría sacarme de vez en cuando en casa para que me airee un poco. Pero no.

Un libro de historia no tiene nada que hacer en la vida de un joven del siglo XXI. Soy insulso, desabrido y, sin quererlo, antipático para este chaval. Mi abuelo siempre relataba sus andaduras con la juventud de su época. Era el rey de la casa y amigo del más pequeño de la familia. Supongo que eran otros tiempos...

Mi tarea es aburrir, miren ustedes para lo que he sido creado. Es triste pero así es. ¿Cómo puede interesarle a un niño de 14 años la invasión visigoda es España o el gobierno de Dámaso Berenguer? Es que es de locos.

La verdad es que no sé cuánto tiempo más podré aguantar este "vertiginoso" ritmo de vida. Casi prefiero quedarme en la aburrida mochila todo el tiempo. Este niño me trata fatal y no puedo hacer nada para evitarlo. Me ha roto ya dos hojas del final para lanzárselas a un compañero de su clase, que parece seguirle el juego de la misma manera. ¿No tengo yo derecho, al menos, a estar entero?

En fin, un libro de historia. Si me llegan a preguntar, les hubiese propuesto casi cualquier otra cosa, pero me tocó ser libro de historia. Tiene cojones. Bueno, voy a empezar a leerme, creo que nunca lo he hecho.