lunes, 4 de enero de 2016

Ese regalo a los pies de un árbol de Navidad

Debo decir que en esta situación uno se siente protagonista y corre el riesgo de rozar la petulancia y arrogancia más estúpida; pero es que no puede ser de otra manera. Más tarde les explicaré por qué digo esto.

Estos tres tíos venidos de Oriente acaban de dejarnos aquí, a los pies del árbol de Navidad que comanda este salón familiar. Apenas han transcurrido 30 minutos y mis compañeros y yo estamos ya bastante nerviosos. Quedan 3 horas para el amanecer.

Uno de ellos, el de la barba marrón, se encontraba bastante quejoso y amargado; no dejaba de decir que estaba ya cansado de este trabajo y que ya no tenía ninguna ilusión. Los otros dos intentaban convencerle diciendo que tenían más vacaciones que nadie y que, a pesar de estar sujetos a un convenio laboral mediocre, el trabajo era especial y reconfortante. Blaised Pascal dijo una vez que "el hombre tiene ilusiones como el pájaro alas, eso es lo que le sostiene". Supongo que así deben pensar y sentir estos dos varones.

No quiero hablar mucho de estas personas, bastante les he tenido que aguantar todo este largo viaje; no dejaban de discutir, así que les deseo mucha suerte pero no volvería a viajar con ellos en la vida.

Lo dicho, aquí me siento una estrella. Como les decía, no todos los días se es el centro de atención. Los demás objetos de la sala nos miran con desconfianza y envidia, yo solo espero que seamos bienvenidos y tengamos una buena acogida. Y si no, al decir verdad tampoco me preocupa mucho, no son ellos quienes deben decidir nuestra existencia en esta casa, sino los humanos.

Al menos el árbol que nos arropa, una esbelta y altiva conífera, ha sido cordial y parece encontrarse en sintonía y armonía con nosotros, los recién llegados. Supongo que alguien debe poner un poco de orden aquí. Aunque me temo que poca relación tendremos con este árbol pasado este día...

Estoy impaciente, soy un juguete para un niño pequeño y espero gustar. ¿Saben ustedes que esto no es fácil? ¿Cómo saber si vas a ser del agrado del que lo recibe? A veces los juguetes más impresionantes quedan relegados a una esquina del salón, mientras que aquel que parece más insignificante, rudimentario, rústico y arcaico es quien se lleva todo el éxito. Esto es algo que no se puede controlar. La magia de los niños es imprevisible.

Bueno, intentaré dormir un poco antes de la gran cita. Deseénme suerte. Debo dejarles ya, gracias por su tiempo y hasta otra. Y por cierto, recuerden poner al menos cara de sorpresa y agrado cuando les entreguen un regalo, a nosotros pueden engañarnos.

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