martes, 29 de septiembre de 2015

Comprar, comprar y comprar de nuevo.

Y aquí estoy, a verlas venir. Venís, os sentáis, discutís (esta es la mejor parte) y os váis. Y así todo el día todos los días de mi vida. Como silla de oficina de unos grandes almacenes puedo asegurar que los seres humanos sois indecisos y titubeantes. No lo toméis a mal pero sois un poco pesaditos.

He de reconocer que no os lo ponen nada fácil. que si una es lo último en ergonomía, otra de piel natural, la de más allá es multifunción (como si hiciera falta algo más que soportar un culo)... etc. Ante tanta oferta no es sencilla la decisión pero está intrínseca en vosotros la inseguridad. Ya lo dijo el filósofo Cicerón: "hablo, pero no puedo afirmar nada, buscaré siempre, dudaré con frecuencia y desconfiaré de mí mismo".

Es incluso divertido observaros pasear por aquí, un ecosistema mercantilista y superficial. Diría que no os hace falta ni el 80% de las cosas que veo a mi alrededor, pero os empeñáis en venir y gastar. Creo que es algo que va en aumento conforme avanza la sociedad, y es que parece que nunca estáis contentos. El poeta alemán Berthold Auerbach mencionó hace dos siglos que "el que no está contento con lo que tiene tampoco estará contento con lo que anhela". Y no hay verdad más grande.

Yo soy algo así como la madre de todas; de todas las de mi modelo, quiero decir. Soy la silla de exposición y de mí depende el devenir de todas aquellas que aguardan en las grandes estanterías. Si yo gusto, su futuro está determinado a corto plazo. No es reponsabilidad pequeña.

Por otro lado, quisiera confesaros que tenemos una pequeña y sana guerra de sillas. En mi caso se podría decir que salgo victoriosa muchas veces; estoy en un punto medio, ni cara ni barata. Y estéticamente gusto bastante, aunque siempre está el típico gordo para el que no soy suficiente.

Tampoco quiero aburriros con mis batallitas pero consideré interesante comentaros estas cosas, solo para que lo tengáis presente. La próxima vez que vayáis a comprar una silla recordad esto que os decía, ¡ah! y decidiros por las de color azul, somos las más bonitas.

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