martes, 18 de agosto de 2015

Arriba, abajo arriba, abajo

Mi vida es todo ejercicio. Ser rueda de una bicicleta es algo bien recompensado y analéptico. Resulta muy reconfortante. Mis hermanas de los coches lo tienen todo hecho, pero nosotras dependemos únicamente de las piernas del amo. Benditas niñas pijas, cuánto tienen que aprender de nosotras, las que de verdad sudamos la camiseta.

De alguna manera, hacer ciclismo es algo así como una montaña rusa. Subidas y bajadas, desniveles, cambios de velocidad... etc. Quizás resulte una comparación metida un poco con calzador, pero amigos, es mi impresión. Y no es que haya visto una atracción así pero he oído hablar a veces de ella y es lo más parecido a esto a día de hoy.

En mi caso pertenezco a un ciclista profesional, sí, de los que corren en las grandes vueltas europeas. No es que sea de los mejores, es más, diría que sus clasificaciones suelen ser mediocres; pero mientras dure el patrocinador, los dos estamos contentos. Es apasionante esta profesión. A veces envidio un poco a las ruedas de las bicis de montaña, tiene que ser emocionante eso de explorar la naturaleza de tal manera. Pero bueno, no me quejo para nada, la carretera tiene su encanto.

He de reconocer que me acongojo un poco con las grandes subidas como Alpe d´Huez, Tourmalet o El Angliru. El comienzo es ilusionante aunque presiona saber lo que viene por delante. Luego el esfuerzo comienza a pasar factura, los kilómetros pasan muy muy lentamente. En el propio ascenso hay momentos de emoción y motivación y otros de decepción y agonía. Los últimos metros son los más reconfortantes, una auténtica explosión de victoria y triunfo, un laurel para enmarcar. El descenso es como ir ganando un partido de fútbol por 5-0 a 5 minutos del final (aunque tiene un delicado matiz, no todo el monte es orégano).

El riesgo que tenemos es el pinchazo. Supongo que todos tenemos que morir de alguna manera. Yo tengo suerte porque nací Superhéroe y llevo años con el mismo ciclista en la misma bici. Normalmente nos cambian de una carrrera a otra, pero yo soy especial. Lo que les decía, no hay nada peor para nosotras que un pinchazo porque significa la muerte. Aunque en ocasiones puede ser algo épico. Recuerdo aquella carrera ganada por Abraham Olano en 1995. Su rueda pinchó a 1 km de la meta. Aun así, el ciclista se armó de valor para llegar al final proclamándose vencedor ante el asombro de todos los presentes.

Me encanta esta montaña rusa que es mi vida. ¿Saben qué? Pocos objetos están tan cerca de los humanos como nosotras las ruedas de bici. Ahí lo dejo.


martes, 11 de agosto de 2015

Emoción elevada al máximo

Aún recuerdo aquella noche y se me pone la piel de gallina. Sin duda para mí, y es mi opinión, la velada abrazó la mejor pelea de lucha libre de la historia. Estamos hablando de Wrestlemania XII y el combate entre Shawn Michaels y Bret Hart. De lo que estoy completamente seguro es de que nadie vivió tan intensamente esa noche como yo, por esto pongo la mano en el fuego.

Os está hablando el ring que presenció aquel evento. Han pasado ya 19 años y aún lo recuerdo como si estuviera pasando ahora mismo. Nunca he visto tanta intensidad, espectáculo, potencia y energía junta dentro de mis cuerdas, ¡una auténtica explosión de hostilidad y golpes! Después de aquel combate aún albergué las principales peleas de lucha libre unos años más, hasta que decidieron jubilarme, pero eso es otra historia.

The Heart Break Kid, Michaels, venía de ganar el Royal Rumble del año y llegaba con mucha motivación al combate. Por su parte, The Hitman, Hart, era quien defendía el título y estaba considerado como uno de los más grandes desde hacía años. El estilo de lucha de ambos gladiadores, su prolongada rivalidad y los ataques verbales previos al evento prometían una noche excitante. Cerca de 20.000 personas se habían reunido para presenciar una intensa pelea de 60 minutos, cuyo ganador sería la persona que más veces forzara a rendirse al oponente o que tuviera más descalificación o cuenta por estar fuera del ring. Sin embargo, amigos, el verdadero final distó mucho de esto que os cuento.

He de decir que el combate estuvo bastante igualado. Los mamporros fueron constantes por ambas partes desde el comienzo, los minutos iban pasando y ambos iban dando lo mejor de sí. El objetivo era entretener a un público rabioso de espectáculo y diversión. Los luchadores eran conscientes de ello y dieron la talla al máximo, como no podría ser de otra manera.

Debéis entender que el wrestling lo ha sido todo en mi vida, y he vivido mucho. Al fin y al cabo, como dijo el poeta griego Eurípides, "la vida es lucha". Y ciertamente lo es, he visto muchas peleas sobre mi lona y sé de lo que hablo. Momentos de orgullo cuando algo ha salido bien, breves instantes de tensión previos a un mal golpe que ves venir, devaneos mentales para tomar una decisión u otra, por aquí o por allá... etc. Podría estar horas así. La vida es wrestling compañeros.

Perdonadme, no quería desviarme del tema. Estabamos hablando de Hart y Michaels. Pues bien, llegada casi la hora completa de combate, Hart ejecutó su clásico y tremendo sharpshooter sobre su oponente viéndose a sí mismo como ganador y recibiendo después el cinturón de campeón de manos del árbitro. De manera inesperada, James Marella, Presidente de la WWF en aquel momento, intervino entrando dentro de mí y ordenó que el combate se reanudara y decidiera a muerte súbita.

Apenas unos minutos después, ambos contrincantes se enfrentaron de nuevo. Lo ocurrido después fue muy rápido. Shawn Michaels asestó dos Sweet Chin Music casi seguidos sobre el inmortal Bret Hart dando por finalizado el combate a su favor y proclamándose así vencedor del Iron Man Match del Wrestlemania XII.

Y esa fue su gran noche. Y la mía también.

domingo, 9 de agosto de 2015

Creado para matar

Hoy es 9 de agosto de 1945. Mi nombre es Fat Man y soy una bomba atómica creada para matar japoneses. Son las 10.58 horas, estamos ya cerca de Nagasaki, estas son mis últimas palabras.

Apenas hace tres días, EE.UU lanzó una de mis hermanas sobre la ciudad de Hiroshima, más de 150.000 personas murieron ese día. Y no me pidan que les dé la cifra de heridos y lisiados de por vida. Harry S.Truman, el presidente norteamericano, dijo horas despues del ataque: "Los japoneses comenzaron la guerra desde el aire en Pearl Harbor. Ahora les hemos devuelto el golpe multiplicado". La verdad es que no entiendo muy bien la diferencia entre un niño y un adulto, ¿ustedes ven alguna? A un niño si le tiran una piedra él tira una mayor; pues bien, el adulto hace lo mismo.

Tengo casi el doble de potencia que la bomba de uranio lanzada en Hiroshima. No alcanzo a calcular el número de personas que voy a matar, porque sí, voy a matar, y en apenas unos minutos miles de japoneses habrán perecido. Y yo soy el encargado de arrasar la ciudad y llevármelos al otro mundo. A bordo van diez humanos: piloto y copiloto, oficial de armas, bombardero, ingeniero de vuelo... etc. Sin embargo, siento que yo soy el único asesino aquí. Estoy temblando, me siento histérico, angustiado, y no puedo hacer nada para cambiar el destino. Esto es horrible...

No alcanzo a comprender lo asquerosamente hijo de puta que es el ser humano. Es muy fácil tomar la decisión de arrasar una ciudad de manera tan miserable desde un cómodo sillón con una buena copa de borboun en la mano.

Se permiten el lujo de llamarme "gordo" además, vale que peso casi cinco toneladas, pero es que no he tenido ninguna posibilidad de ser o no ser, empequeñecer o engrandecer. Simplemente se me creó con un objetivo y ahora poco tiempo queda ya para lamentarme. El tiempo me acorrala, mi vida se agota y la muerte me invita a cenar.

Estoy seguro de que el conflicto no durará mucho más. El emperador Hirohito quedó muy tocado tras la bomba de hace unos días, y con esta nueva acción la guerra va a tocar a su fin, casi con toda seguridad. Los alemanes ya quedaron fuera de juego y ahora es el turno de Japón, que se encuentra entre la espada y la pared.

Amigos, el momento ha llegado, debo dejarles ya, hasta aquí ha llegado mi miserable vida. Que los habitantes de Nagasaki me perdonen, yo nunca quise hacer esto. Allá voy.

jueves, 6 de agosto de 2015

Mágico, cálido y eterno

El día de su sexto anivesario ambos fueron a celebrarlo a un restaurante griego en el centro de Madrid. Ya en el postre ella le extendió una foto del Parlamento de Budapest; en la parte posterior del papel se podía leer: "Gracias por estos seis años juntos, eres lo mejor de esta vida. Te quiero." Unas semanas después, la pareja materializó el regalo y viajó a Hungría como estaba previsto.

Y aquí estamos los tres, desde el Bastión de los Pescadores podemos ver ahora el gran edificio protagonista de aquella noche justo en frente de nuestra vista, al otro lado del río. La foto que podemos presenciar es la misma que la de aquel papel que él aún guarda en su cartera a modo de recuerdo.

El asunto es que el chico acaba de pedirle matrimonio. Tras leer unas líneas y aludir a una canción, finalmente el chaval se atrevió a formular la pregunta. Ella no respondía, estaba en estado de shock, quizás es porque no ha habido hincada de rodilla, pero es que eso ya está muy anticuado y el amor no siempre hay que demostrarlo de manera tan tradicional y aburrida.

Debo reconocerles que yo estaba más nervioso que él incluso, y eso que tan solo soy el anillo, pequeño e insignificante, pero con un gran papel protagonista en toda esta historia. La chica finalmente ha dicho que sí y, aunque con titubeo por los nervios, he logrado entrar orgullosamente en su dedo para sellar tal compromiso. Es curioso porque siento que este momento lo estamos viviendo los tres, pero obviamente ellos no saben que pienso, siento o padezco.

Se abrazan, acarician, besan... Ella no se lo esperaba y él no la tenía todas consigo, a pesar de que apostaba por el sí en un alto porcentaje. La idea era pedirlo tras la cena y ya de noche, pero hay que ver lo que ha costado que anocheciese, y ni aun así...De todos modos, el momento ha sido mágico y diferente. Apenas llevo viviendo con ellos unos minutos y puedo percibir una energía muy fuerte, potente. Debo decirles que nos hemos cruzado con bastantes parejitas en esta tarde y en ninguna he captado tal fuerza y química como siento en ellos.

Recuerdo en este momento una cita célebre, no me pregunten de quién porque no alcanzo a recordarlo, pero decía así: "Me puede morir un día pero es gracias a tí que voy a vivir para siempre". Ciertamente no encuentro una frase mejor para describir esto que estoy viviendo, seguro que ambos están pensando lo mismo en estos momentos.