domingo, 1 de abril de 2012

Se empeñan en creer que son mejores

No les diré dónde vivo, ni de dónde vengo, ni a dónde voy. Estoy seguro de que poco les importará esto. Al fin y al cabo, somos todos iguales. En nuestro caso, no importa dónde estés, con quién te codees o quien te coja, simplemente somos vasos. A pesar de que más uno se empeña en sentirse muy importante por el entorno donde se mueve. Para mí somos todos iguales, y no es envidia, es lógica pura.

Si lo piensan, nuestra existencia es ínfima y despreciable. Somos "uno más". Lo único que le importa a nuestros sedientos portadores es la marca de whiskey que nos meten dentro o si el agua está fresca o del tiempo. Nosotros, como tales, no somos nada para ellos.

Cuando uno de nosotros se rompe en una mesa, se crea una especie de clima que mezcla cierta incomodidad, sensación de torpeza y una animada intención por parte de los presentes de que pase el momento. El nivel varía según la confianza que haya entre los mismos. A lo que voy, la situación apenas dura un par de minutos. De todos modos, ¿a quién le importa un vaso? Se trae otro y se recogen los restos del muerto que, para colmo, no podrá ni disfrutar de un entierro mínimamente honroso. ¡Qué va! El cuerpo a la basura y seguimos con lo que estábamos hablando.

Por eso les digo, por más que se empeñen algunos en ser más cool que otros, somos todos iguales. Yo ya les he dicho que no voy a decirles dónde vivo, pero soy de cuna humilde. Y orgulloso estoy de mis progenitores, alegres y trabajadores hasta que decidieron darles la "baja permanente". Es lo malo que tiene ser un vaso, que no puedes ni quejarte si te "trasladan".

Otro aspecto que me molesta bastante de mis congéneres es que muchos se creen más guapos. Su actitud altiva y petulante me repatea. Pero he de admitir que en este caso tengo algo de envidia, pero hay una lógica respetable. Estamos hechos de mil y una formas, y la mía es bastante mediocre. No es que me queje por cómo me hicieron, ¡pero es que soy lo más común del mundo!

Madre mía, me parezco al sofá gruñón... Perdónenme, tengo un mal día simplemente.

En verdad, esto no está tan mal, ya que al menos estoy siempre acompañado. Y eso no lo pueden decir todos los objetos de este planeta. Anda, que no nos reímos poco yo y mis compadres de las tonterías de estos borrachos... (soy un vaso de agua pero me usan más para inyectarme alcohol un par de veces por semana).

Recuerden que los vasos existimos, estamos ahí, observamos y analizamos, reímos unas veces y nos compadecemos otras. Aunque no lo parezca, tenemos vida. Y por favor, tengan cuidado y no nos rompan, que hace daño y, la mayoría de las veces, nos vamos al otro mundo sin remedio. Gracias.

2 comentarios:

Una chica aburrida dijo...

Me ha gustado bastante el texto
Y el blog en general
Es muy original la idea de escribir desde el punto de vista de un objeto (aparentemente) inanimado
Desde ahora te sigo y creo que no volvere a mirar un vaso de la misma manera
Un beso

SOM PAÍS VALENCIÀ dijo...

Que blog! Me encanta! Tus entradas son geniales! TE SIGO! :) Me gustaria mucho que te pasaras por mi blog, y si te gusta que me siguieras. Besos desde http://solotunohaymas.blogspot.com.es/ ♥